Se impuso a Alvarado en definición por penales. Definición calcada a la de cuartos con Kimberley. El equipo portuense llegó a la final con garra, la pegada de Riveira y las atajadas de Rando.
Por Sebastián Arana
La misma receta de cuartos. Mucha entereza para pelearle a las adversidades. La efectividad de un pateador implacable como Damián Riveira, quien volvió a convertir de tiro libre la única chance de gol que tuvieron los suyos durante todo el partido. Y las atajadas de Rando, durante los noventa y en los penales. Ese camino, exactamente el mismo que recorrió siete días atrás frente a Kimberley, puso a Banfield en la final del Torneo Apertura de primera división, tras igualar 1-1 con Alvarado e imponerse 3-1 en la definición con remates desde los once metros. El equipo portuense, en definitiva, copió y pegó la película de los cuartos para terminar festejando.
En los noventa, Alvarado, con el aprovechamiento integral de una jugada con pelota parada, sacó ventajas muy pronto en una pulseada cerrada. Y ese gol le permitió manejar con tranquilidad buena parte del partido.
No había pasado mucho hasta el gol de Santos. El equipo de Padilla se paró con La Rosa como única referencia ofensiva y puso detrás suyo como apoyos a Mollo, Echeverría y Verón. Banfield planteó algo similar: Monges como “faro” arriba y Andrade suelto delante de una línea de cuatro mediocampistas.
En consecuencia, costó salir con pelota dominada del superpoblado sector central. Cualquier tiro libre o córner en este contexto valió oro. Y Alvarado, a los 10′, encontró un tesoro de un tiro de esquina. Porque del envío de Verón se produjeron una serie de rebotes y Santos se adelantó a todos para conectarlo de cabeza y superar a Rando.
Prematuramente, Alvarado cerró filas. Y a Banfield se le hizo larguísimo el camino hacia Hernán Alvarez. El despliegue físico del elenco de Mariano Padilla jamás brindó espacios a los volantes rivales.
Como si fuera poco, el equipo portuense empezó a sufrir con las lesiones. Primero, la de Monges, su único delantero natural, quien dejó la cancha a los 27′, resentido de una lesión en la rodilla. Y enseguida, a los 33′, la de Natanael Esquivel.
Mariscal, a partir de esta baja, intentó un cambio de timón. Puso a un “enganche”, Gonzalo Mackencie, y armó línea de tres en el fondo con la intención de controlar la pelota.
Lo hizo un ratito. En los diez minutos finales de la primera etapa. Pero sin profundidad.
Alvarado, en el segundo tiempo, volvió a cortarle los circuitos a su rival. Y logró defenderse lejos de su arco. Por momentos, con la pelota. Pero tampoco se soltó. Ni buscó dar el golpe de nocaut.
Banfield, con más temple que juego, logró mantenerse a tiro. Esperando su chance. Sabiendo que con un solo gol en contra de desventaja todavía estaba en la conversación.
Alvarado desperdició pasada la media hora la oportunidad que tuvo para liquidar el partido. Gil desbordó por la derecha y cedió atrás para el ingreso libre de Mollo. Pero su remate fue tapado por Rando con las piernas.
El equipo de Padilla lamentó esa chance perdida. Porque a los 33? Banfield tuvo un tiro libre cerca del arco.
Riveira, un especialista, le pegó por abajo buscando el segundo palo. Alvarez, atónito, no tuvo reacción. Y la pelota entró “mansita” para convertirse en el empate.
Recién entonces se soltó el “Torito”. Con la claridad que le dio el ingreso de Gil. Con el desequilibrio de Verón por la banda izquierda.
A los 40′, después de una gran jugada colectiva, Guiñazú salvó barriendo desde atrás para robarle la pelota justo a un Mollo que estaba a punto de patear con Rando prácticamente vencido. Y a los 43?, después de un impecable cambio de frente de Gil, Verón quedó mano a mano y el arquero volvió a salvar a los suyos con una gran tapada y puso el partido en los penales.
Ahí Rando, con una gran atajada en el remate de Mollo con mano cambiada, puso a Banfield en situación de ventaja. Y el nerviosismo se comió a los dos pateadores siguientes de Alvarado, Fleming y Echeverría, quienes estrellaron sus remates en el travesaño.
Banfield, que en el torneo pasado estaba mejor, ahora sí pudo llegar a la final. Por la pegada de Riveira. Por las atajadas de Rando. Por esos raros azares que suelen gobernar el fútbol.
Síntesis
Alvarado (1) (1): Hernán Álvarez (4); Joaquín Benítez (5), Bonino (6), Joaquín Santos (6) y Otto (6); Gonzalo Fleming (6) e Ignacio Caamaño (5); Mollo (5), Ignacio Echeverría (5) y Leonardo Verón (6); La Rosa (5). DT: Mariano Padilla.
Banfield (1) (3): Rando (8); Manuel Sosa (6), Natanael Esquivel (5), Belagardi (6) y Asención (6); Riveira (6), Juan Ignacio Briones (6), Franco Montes (5) y Diego Cepeda (5); Maximiliano Andrade (5) y Monges (-). DT: David Mariscal.
Goles: en el primer tiempo, 10′ Santos; en el segundo tiempo, 33′ Riveira.
Cambios: en el primer tiempo, 27′ Brian Morra (5) por Monges (lesionado) y 33′ Mackencie (5) por Esquivel (lesionado); en el segundo tiempo, 7′ Facundo De Llano (5) por Bonino (lesionado), 27′ Adrián Gil por La Rosa, 31′ Guiñazú por Montes y 39′ Franco Montecchia por Otto.
Incidencias: en el segundo tiempo, 42′ expulsado Bianco (arquero suplente de Alvarado).
Definición por penales: para Alvarado convirtió Benítez, Rando atajó el disparo de Mollo y Fleming y Echeverría desviaron los suyos; para Banfield marcaron Sosa, Cepeda y Briones.
Cancha: San Lorenzo (regular).
Arbitro: Franco Campagonoli (6).